Aclarando algunos criterios

Foto Rebeca

Algunos lectores, algo molestos, no están de acuerdo sobre lo que publiqué el 1.1.13, planteando la marginalización de la ciudad de La Habana. No pretendo complacer a todos con mis opiniones, ya que rechazo la unanimidad y, además, aplaudo las diferencias y las opiniones distintas. Simplemente he reflejado algo cotidiano que, aunque nos duela, constituye una realidad palpable y visible, para cualquiera que desande Centro Habana, el Cerro, Diez de Octubre, y hasta la mayoría de las calles de la Habana Vieja, dejando de lado el circuito turístico, por referirme solo a algunos municipios. Además de venirse abajo desde el punto de vista arquitectónico, la ciudad también se viene abajo por estos males que he señalado.

Foto Peter Deel

Al hablar de la ruralización, nadie está tratando despectivamente lo rural, sino señalando que tiene muy poco que ver con lo urbano. No es lo mismo vender viandas llenas de tierra y vegetales, y carnes sin refrigeración en una tarima rústica a la entrada o salida de un batey o pueblo, que hacerlo en Galiano, 12 y 17 ó 17 y K, por poner solo algunos ejemplos bien visibles. Esto no solo es rural, sino también medieval. Por eso molesta. La Habana no era así, al igual que no lo eran Santiago de Cuba, Holguín, Camagüey, Sancti Spíritus, Cienfuegos, Santa Clara, Matanzas y Pinar del Río, por citar solo algunas ciudades importantes. Si se agregan las calles destruidas convertidas en vertederos, la falta de higiene generalizada, la destrucción de bancos y áreas verdes en los parques y el cocinar con leña en lo parterres, el espectáculo es francamente caótico. Con todo respeto, esta no era la generalidad, con independencia de que pudiera existir en algún que otro asentamiento marginal.

Con relación a quienes emigran hacia la capital, algo bastante masivo a pesar de las prohibiciones establecidas, debido principalmente a las difíciles condiciones económicas en el interior del país, nadie está planteando ningún tipo de discriminación, sino solo que se respeten las costumbres y la disciplina social, que haya conciencia de identidad, por aquello de que: donde fueres haz lo que vieres. Sin lugar a dudas, Cuba es una, y todos sus ciudadanos, vivan donde vivan, son cubanos. Esto nadie lo discute. Lo que sucede es que, como en todos los países, hay personas educadas y maleducadas, respetuosas e irrespetuosas, responsables e irresponsables, decentes e indecentes, pacíficas y violentas, etcétera y aquí, desgraciadamente, se han concentrado y reproducido demasiado las segundas.

Acerca de Fernando Damaso Fernandez

Fernando Dámaso Nací en 1938, en La Habana. Soy Sagitario. Estudié en los Escolapios de la Víbora y me gradué de Perito Mercantil. Trabajé en publicidad (investigador de mercado y productor de comerciales y programas para la televisión); también fui militar. Me interesa la literatura, el cine, los deportes profesionales y la naturaleza. Hace años escribo.
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5 respuestas a Aclarando algunos criterios

  1. Excelente articuló y como usted bien dice, tiene derecho a opinar asi y hacerlo saber, sepa usted que muchos habaneros pensamos igual a usted. Mis respetos.

  2. ivadevirginia dijo:

    Concuerdo con Usted, agrego que no solo la emigración del campo a la ciudad acarrea diferencias, la de un país a otro también. Cómo vamos a pedir que nos asimilen si una gran mayoría no aprovecha lo mejor de su nueva morada y pretende imponerse con sus malos hábitos.

  3. El Lapón Libre. dijo:

    Estoy al 100% de acuerdo con usted. Desde hace mucho tiempo, he planteado el concepto de que la cacareada «Habana capital» -cada día más aldeana y en su esencia rural- y, en especial, sus -supuestos- barrios de élite: Miramar, El Vedado… son como «bateyes mejorados», donde hay mucha gente vive en muy buenas casas, pero no tienen sentido de lo que es convivir en una ciudad o amor por lo urbano, Por supuesto, todo comenzó desde los 60´s cuando los orientales -sin el ánimo de ofender, sino que es una realidad- máximos dirigentes del país, llenaron La Habana de campesinos ?Para qué se superasen? !No!, para que ocuparan los grandes cargos del proceso ya que eran más fáciles de manipular y, a la vez, estaban comprometidos y podían ser chantajeados de volver al «monte» si no cumplían con lo que de ellos se esperaba. Que conste que tengo amigos muy valiosos de Pinar del Río, Santiago de Cuba, Santi Spíritus, etc, quienes poseen un altísimo grado del urbanismo e inteligencia más que ciudadana universalnal, pero, lamentablemente; estos no son mayoría. Y si nos remitimos a la reserva policial y «contigentista» -supuestamente- capitalina que desde los 80´s ha invadido en masa y de manera salvaje y oficial a la capital. Ya todo está dicho. Aclaro que no se trata de que ser campesinos o no capitalino sea, ni mucho menos: inmoral, negativo, cheo.. sino que una cosa es vivir donde se quiera y otra cincuncribirse al lugar que hemos asumido como hogar. De lo contrario, no me extraña que un día veamos surcos de caña en la calle 23.

  4. Ramón Ojeda dijo:

    Sr. Fernando, mis respetos.
    Me he sentido aludido en su último post, y como percibo cierta incomprensión respecto a mi vindicación- sugerencia de la globalidad de lo cubano y los cubanos, sin ánimo de polemizar más allá de lo estrictamente necesario para que este intercambio resulte positivo, deseo presentarle las siguientes definiciones tomadas más o menos a la carrera de algunas páginas especializadas disponibles on line.
    1. ¿Qué características definen el entorno rural?
    El entorno rural puede ser definido y explicado de muchas maneras, (…), teniendo en cuenta la diversidad de paisajes, entornos y enclaves, dar unas características que puedan trazar una descripción común a todas sería muy aventurado. Pero podemos destacar algunas de estas cacterísticas que pueden definir el entorno rural, teniendo en cuenta las salvedades, en el que se desarrolla la vida social de sus habitantes y mayores:
    1. Suelen estar determinadas más por el paisaje (normalmente vegetal) que por las construcciones o la densidad de sus habitantes.
    2. Aunque va en función de la situación geográfica, en los entornos rurales de interior, la actividad económica suele ser principalmente de explotación del suelo agro-pastoril.
    3. Las relaciones que se establecen entre las personas suelen ser más estrechas, marcadas por los roles que desempeñan en su entorno, suelen tener un gran conocimiento personal y de la historia vital de sus vecinos y establecen fuertes lazos sociales.
    4. La vida de los habitantes está fuertemente relacionada con su entorno, existiendo una gran conciencia y vivencia ecológica.
    5. Tiene identidad campesina.
    6. Existe otra conciencia del tiempo y el espacio, no existiendo la idea de horario fijo y tiempo de trabajo-tiempo de ocio.

    2. Definición de espacio urbano
    La definición de espacio urbano (o, también, medio urbano, área urbana o centro urbano) resulta tan difícil como la de espacio rural (o la del espacio periurbano, que comprende el espacio entre los dos últimos), sobre todo tras los últimos modelos de crecimiento urbano.
    Para la geografía urbana, el paisaje urbano es el paisaje propio de los núcleos urbanos o ciudades, definidos previamente por criterios numéricos (30.000 habitantes en Japón; 20.000 en Holanda; 10.000 en España o Suiza; 5.000 en Bélgica, Chile o Austria; 2.500 en Estados Unidos o Tailandia; 2.000 en Argentina, Portugal o Francia; 200 en países escandinavos)1 o criterios funcionales (que el sector económico dominante no sea el primario, sino el sector secundario -ciudad industrial- o los servicios -ciudad de servicios-, aunque existen incluso las denominadas agrociudades).
    Rasgos característicos del espacio urbano son su mayor población, su alta densidad de población, su extensión y su mayor dotación de todo tipo de infraestructuras; pero sobre todo la particularidad de las funciones urbanas, especialmente las económicas, concentrándose la actividad y el empleo en los sectores secundario y terciario, siendo insignificante el primario. El espacio urbano, frente a su área de influencia, es emisor de servicios de todo tipo (burocráticos, educativos, sanitarios, financieros, culturales, de ocio) y productos de alto valor añadido; mientras que es centro de atracción de población y recursos de otro tipo (mercancías agrícolas y ganaderas, energía y productos primarios que en el espacio urbano no se pueden producir). El alto precio del suelo, resultado de la alta demanda de viviendas, locales comerciales y todo tipo de actividades económicas, la falta de infraestructuras homogéneas en la ciudad y la falta de cobro de impuestos al suelo adecuados, refuerza la densificación en altura, aún cuando esto también es producto de la importancia de la localización (que es irreproducible).
    El espacio rural, con el paso del tiempo, ha adquirido comportamientos urbanos en su población, actividades y dotación de infraestructuras, diluyéndose en cierta medida las diferencias con el urbano en cuanto a la satisfacción de las necesidades de servicios elementales.
    1. Marginalidad
    Se entiende erróneamente muchas veces a la marginalidad como un grupo que no se logra adaptar a una cultura social o estructura. Se puede por ejemplo ser marginal por voluntad propia, es decir el mantenerse al margen de lo que en cierta cultura se entiende como la costumbre aceptada o la aceptación social.

    También existen marginales debido a la falta de igualdad de oportunidades en distintos aspectos, y entre estos el más complejo e interesante es la falta de educación formal.

    No hay marginalidad sin cultura, ya que de una forma u otra todos los seres humanos la tenemos, pero esto por si sólo no implica que no seamos marginales. Son por dar más ejemplos marginales quienes viven fuera de la ley o del orden, o quienes no respetan los valores considerados como básicos y únicos para cada grupo social.

    También se da que una política mal aplicada como fruto «fabrica marginales», y de allí tenemos el término «villa miseria», en donde viven los marginales, que a todo esto muchos de los cuales son honrados y trabajadores, pero por no tener oportunidades de estudios y vivienda digna terminan viviendo en esos lugares y son considerados marginales.

    Por otra parte también tenemos marginales entre los más adinerados e instruidos, pero no aplicados, que podrían ser drogadictos o con alguna aflicción mental, o excéntricos, todos los cuales también son marginales.

    Lo que tienen en común es que no se adaptan o no respetan las normas para un cierto grupo social donde deben convivir.

    Con ese material, muy escaso en tema tan complejo, pretendo apoyar mi señalamiento de inexactitud a la calificación del proceso de lo que sucede en la capital de Cuba como ruralización, con todo el respeto que debo a Padura y a usted, y concediendo que eso que llaman agricultura urbana es contradictorio con el diseño urbanístico, creo que es más exacto hablar de marginalización de la capital.
    Hasta aquí mi paso por este tema. Espero haber logrado hacerme entender. Reitero mis saludos y respeto.

  5. Tiene usted razón. Toda Cuba, no solo La Habana, ha involucionado hacia una ciudad cada vez mas primitiva, como se vivia en el siglo XVIII.

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