Si de costos se trata.

Ante la imposibilidad de publicar logros económicos reales y palpables, los cuales hace años brillan por su ausencia, la prensa oficial echa mano de las dos banderas, bastante raídas por cierto, del socialismo cubano: la educación y la salud.

La primera, en crisis prolongada, con sus maestros emergentes, preparados en cursos acelerados e intensivos de unos pocos meses de duración, sus instalaciones en decadencia y sus politizados programas de estudio, constituye, además de para los alumnos, un verdadero dolor de cabeza para sus padres, quienes deben reforzarles la preparación con la contratación de maestros particulares, si desean que aprueben las asignaturas y obtengan conocimientos.

La segunda, también en crisis, es el motivo principal de este post. Desde hace algunos días, aparece en la página 2 del diario Granma un recuadro con el sugerente título de: Tu servicio de salud es gratuito, pero ¿cuánto cuesta? En él se detalla el costo de algunos servicios, en correspondencia con el nivel de atención de que se trate. Aceptando que los costos hayan sido correctamente calculados, resulta falso plantear que los servicios son gratuitos, cuando en realidad han sido más que pagados por el dinero que los cubanos, durante más de cincuenta años, han dejado de recibir (y aún no reciben), con sus salarios de miseria (el salario medio mensual no supera los veinte dólares). Además, aunque a todos los ciudadanos se les deja de pagar el salario que les corresponde por el trabajo realizado, no todos están enfermos o se enferman con regularidad, ni hacen uso de estos servicios: en realidad sólo son utilizados por un por ciento de la población. Como si no fuera suficiente, la mayoría de las instalaciones donde se ofrecen se encuentran deterioradas, con falta de agua y de higiene, incluyendo las más recientemente mal reparadas, y con limitados recursos y medicamentos.

Si algo hay que agradecer, es el desvelo y la atención de los médicos, enfermeros y enfermeras y otro personal auxiliar quienes, recibiendo también salarios de miseria, se esfuerzan por atender con calidad a sus pacientes, aún y cuando saben que muchos de los medicamentos que les recetan están en falta, y son imposibles de adquirir en las desabastecidas farmacias. ¿Se estará hablando de costos, porque se piensan cobrar algunos servicios? La prensa oficial no publica nada por gusto: detrás de lo publicado siempre hay alguna intención. El método, por repetido, resulta harto conocido.

Tal vez fuera conveniente publicar un recuadro, donde también se reflejaran los costos, bajo el título: ¿Cuánto le ha costado y aún le cuesta el gobierno al pueblo cubano?